Del teocentrismo medieval al antropocentrismo renacentista
En
la Edad Media se pensaba que Dios era el centro del universo
(teocentrismo), y que la existencia terrena era un mero trámite para
llegar a la vida eterna. En el Renacimiento el hombre queda colocado en
el centro del mundo (antropocentrismo) y la vida se considera digna de
ser vivida a fondo.
En otras palabras el antropocentrismo es una corriente de pensamiento que afirma la
posición central del ser humano en el cosmos. Se caracteriza por una
confianza en el hombre y todo lo que sea creación humana --artes,
ciencia, razón-- y una preocupación por la existencia terrena y los
placeres que ofrece. Fue la doctrina dominante del Renacimiento frente
al teocentrismo de la Edad Media.
La principal consecuencia del antropocentrismo fue una
revalorización del mundo y del ser humano.
El
humanismo fue inicialmente un esfuerzo erudito que surgió en Italia para
recuperar el conocimiento exacto de la cultura clásica grecolatina, muy
deformada en la Edad Media. Inmediatamente se transformó en un amplio
movimiento que aspiraba al renacimiento del arte y de la manera de
pensar y de vivir de los admirados antiguos. Los humanistas italianos
del XV, siguiendo el ejemplo de los grandes autores del siglo XIV,
Dante, Petrarca y Boccaccio, se esforzaron por descubrir manuscritos
latinos antiguos e imitar su forma y contenidos